El insomnio crónico es, por definición, un trastorno del sueño que se manifiesta por una mala calidad del sueño, o por una falta repetida del mismo. Especialmente cuando se produce al menos 3 veces a la semana, durante al menos 3 meses.
Generalmente se produce por la dificultad para conciliar el sueño, por dormir una cantidad insuficiente. Y la mayoría de las veces se puede encontrar su origen en una causa psicológica. Por este motivo, distintos tratamientos pueden ser muy útiles a la hora de ayudar en el proceso.
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De hecho, sabemos que el estrés, la ansiedad u otros problemas, como el dolor crónico, pueden ser responsables del insomnio.
Cuando el insomnio es del tipo crónico psicofisiológico, el yoga y la meditación son muy importantes, ya que es un tipo de insomnio que está provocado por factores de estrés o ansiedad. Entonces, todo lo que se pueda trabajar a ese nivel favorecerá al descanso.
En cambio, si se trata de un insomnio de conciliación por un trastorno de retraso de fase, el yoga y la meditación no ayudan a mejorar este tipo de insomnio. En ese caso, lo que se tiene que trabajar es el ritmo circadiano con tratamiento de luminoterapia y melatonina.
Algunos ejercicios de yoga útiles contra el insomnio
La postura del árbol
De pie, con los pies juntos, empieza balanceándose hacia adelante y hacia atrás para sentir el apoyo en el suelo. Luego, mientras realizas una inspiración, coloca tu pie derecho en el interior de la pantorrilla o muslo izquierdo. Abre la rodilla derecha para hacer lo mismo con la ingle.
Eso sí, con la finalidad de mantener el equilibrio, mira al frente con los ojos abiertos. Pon la mano en forma de oración, al nivel del plexo solar. Inhala y exhala lenta y profundamente, mientras mantienes la postura, hasta repetir el ejercicio en el otro lado.

De la cabeza a las rodillas
Sentada, con las piernas estiradas, dobla la rodilla derecha para abrir la cadera. Lleva el pie derecho lo más cerca posible de la pelvis, hasta que toque el interior del muslo izquierdo. La pierna izquierda debe estar estirada en el suelo, con el pie flexionado.
En una inhalación, levanta los brazos verticalmente y estira la columna. Al exhalar, inclínicate desde la cintura hacia la pierna izquierda, y agarra tu tobillo o los bordes del pie. Inhala y exhala lentamente en la postura.
Si puedes hacerlo, avanza en la flexión alargando el busto sobre el muslo, a la vez que llegas a tocar la planta del pie con las manos. Apoya la frente sobre la rodilla o, al menos, intenta acercarte a ella sin encorvar la espalda.
En una inhalación, enderézate lentamente y haz la misma postura, pero del otro lado. Vuelve a una posición acostada y haz dos respiraciones completas antes de pasar a la siguiente postura.
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El cocodrilo
Acostada en el suelo, con las piernas estiradas, los brazos cruzados y las palmas hacia el suelo. Coloca el pie izquierdo plano sobre la rodilla derecha, y la mano derecha sobre la rodilla izquierda. Al exhalar, baja la rodilla hacia el suelo, hacia la derecha, y gira la cabeza en la misma dirección, tratando de mantener los hombros en el suelo.
Inhala y exhala varias veces mientras mantienes la postura, antes de levantar las rodillas y repetir el ejercicio adoptando la postura del otro lado. Vuelve a la posición acostada, y realiza dos respiraciones completas.