La iniciativa logró salir adelante en la Cámara de Representantes y completó su primera vuelta en el trámite legislativo: pasó a su quinto de ocho debates. En plata blanca, el proyecto busca que los congresistas trabajen un mes más al año.
Contrario a lo que pasó justo hace un año –cuando una iniciativa que buscaba el mismo propósito naufragó en el Congreso–, este martes fue aprobado en la Cámara de Representantes un proyecto para reducir el receso legislativo de los congresistas, buscando que trabajen un mes más al año. El proyecto de acto legislativo –es decir, que implica cambiar la Constitución–, pasó en su cuarto de ocho debates y completó la mitad de su periplo en el Capitolio.
Actualmente, senadores y representantes a la Cámara arrancan la legislatura desde el 20 de julio hasta el 16 de diciembre, y retoman entre el 16 de marzo y el 20 de junio. Es decir, formalmente sesionan en el Congreso ocho de los 12 meses del año –si es que no son llamados a extras por el Gobierno–. Lo anterior, según promotores de la iniciativa, no se compadece con el sueldo mensual de un congresista: 35 veces el salario mínimo ($35’316.133).
Así las cosas, el proyecto pretende extender las sesiones ordinarias del Congreso y que los legisladores arranquen sesiones no el 16 de marzo, sino el 16 de febrero. De acuerdo con su autor, el representante Julio César Triana (Cambio Radical), el objetivo es que haya más tiempo para debatir iniciativas, muchas de las cuales terminan hundiéndose por falta de tiempo.
Para ejemplificar la situación, reveló que solo en la legislatura pasada, de 477 proyectos de ley, únicamente 58 terminaron su trámite y solo hubo 68 plenarias. “Pasaríamos de ocho meses de trabajo legislativo a nueve, y nos pondríamos a la par de España, que sesiona nueve meses al año. Pero además, a la par de Brasil que hizo una reforma y pasó de sesionar de siete a nueve meses. Recientemente, nuestro vecino, Ecuador, reformó también las normas para aumentar el tiempo de sesiones”, destacó Triana.
El representante insistió en que la meta es tramitar más normas y poder hacer más debates de control político, buscando con ello “devolverle la credibilidad y la dignidad al Congreso de Colombia”.
Iniciativas con el mismo propósito se han hundido en al menos 14 oportunidades durante los últimos años. La más reciente, en diciembre de 2021, cuando no prosperó un proyecto en el último de los ocho debates en Legislativo. En ese entonces, la iniciativa del exrepresentante Gabriel Santos (Centro Democrático) terminó en los anaqueles del Congreso por falta de quórum en el Senado.
Varios congresistas –especialmente los de circunscripciones diferentes a Bogotá– han argumentado que, contrario a unas vacaciones, usan el receso legislativo en junio, enero y febrero para viajar a sus territorios y atender problemáticas de la comunidad. En 2021, durante la discusión del proyecto de Santos, representantes reclamaron que “hacer política en Bogotá es muy diferente a hacerlo por fuera, en las regiones” o que ese periodo es “la única oportunidad” en la que pueden ir a sus regiones.
La discusión alrededor de la iniciativa aprobada este martes continuará en quinto debate en el próximo semestre legislativo, es decir, en marzo de 2023, cuando aterrizará a la Comisión Primera del Senado.