Mientras muchos apuntan a Inglaterra, España o Italia, él eligió una liga inusual para emigrar.
Carlos Torres
Foto:
A. particular
Por:
Jenny Gámez
22 de febrero 2021 , 06:08 a. m.
Cada niño lo sueña alguna vez: ser llamado a una Selección Colombia, firmar su primer contrato con un equipo profesional y emigrar a Europa. Algunos lo hacen en ese orden, otros inventan su propio camino.
Es el caso de Carlos Torres, un extremo de 18 años que salió de Tumaco con la firme decisión de jugar en Europa, donde está hoy, aunque su destino haya sido un poco más inhóspito de lo que esperaba.
Lo hizo en Ibagué, donde en 2017 firmó un contrato por tres años (hasta 2020) con Deportes Tolima, equipo que eligió llevarlo sin prisa y no pudo darle más competencia por el mismo imprevisto sanitario mundial que obligó al mundo a hacer una pausa. A pesar de todo, el segundo sueño de todo futbolista ya se había cumplido.
Torres es un extremo zurdo ágil, punzante y con habilidad para el pase y la definición. No es solo teoría. Su talento le abrió la puerta de la Selección Colombia Sub 20, de la que hizo parte en tres microciclos, inclusive viajó con el equipo a Ecuador, pero no llegó a una competencia oficial por los aplazamientos obligados a causa de la pandemia.
Como fuera, la vitrina ya se había aprovechado y fue así como, tras una serie de desencuentros con su club, se abrió la opción de tachar el tercer deseo de su lista: el contrato internacional. No fue a España, Italia o Inglaterra, no fue una presentación rutilante, con sesión de fotos y cámaras desde el aeropuerto. Pero nada de eso le hizo falta: Torres estrenó la mayoría de edad con la firma de un contrato por dos años y medio con el HNK Šibenik de Croacia, equipo de la primera división de ese país, que lucha en la parte alta de la tabla y sueña con una Champions League.
«No es fácil, es otra vida, otro idioma, la idea es llegar a un equipo más grande que este y luego más adelante volver a Colombia a retirarme, pero hoy mi sueño es jugar acá», contó desde la helada Sibenik, a donde llegó gracias a un apr de compatriotas: «llego acá por mi empresario, él conoce a unos agentes colombianos que están acá, son socios del club (y agentes, entre otros de Santiago Moreno y Luis Sánchez) y pues les mostraron un video, gustó y dijeron que pa’delante. Llegué a principios de este mes, he estado entrenando, acostumbrándome al frío».
¿Frío? Nadie lo preparó para lo que encontró: «más que todo duele la cabeza, las manos, el toque del balón, uno lo siente distinto, se marea rápido, pero a medida que se va adaptando uno vuela. Lo bueno es que no hace ahogo. Yo he mirado dos partidos del equipo y no tienen extremo zurdo, yo apenas empiece a tener minuticos me voy a ir ganando la posibilidad de ser titular, después que uno la rompa, en cualquier partido se lo gana».
El entrenador es croata y habla inglés, pero no es tampoco el fuerte de Carlos. Así que habla con los colombianos y, cuando puede, usa un traductor: «no entiende uno nada, la mayoría hablan un poco el inglés. puedo saludar, despedirme, pero ir a charlar no».
A veces mira por la ventana, ve la playa, pero de inmediato el zumbido del viento contra la ventana le recuerda que afuera está helando, que allí nada tiene que ver con el calor abrazador de Tumaco: «estaba acostumbrado al clima de Ibagué, acá hay playa y todo pero es el ambiente, la alegría, la gente un fin de semana, salen en familia. Acá uno no ve eso, no oye música. Pero uno se acostumbra. Nos toca merca a nosotros mismos y ahí lo hacemos, por ejemplo hay palabras parecidas, como mayonesa, arequipe… y nos toca cocinar, yo menos mal había aprendido hace rato, el pollo sudado, la carne picada con verduras, lo básico».
Y a más de 10.000 kilómetros, la casa: «por una parte la familia contenta porque cumplo mi sueño y por otra parte nostalgia por estar tan lejos, no compartir mucho porque hasta el horario es distinto, pero les dije que tranquilos que más adelante estaremos todos juntos. Allá mis abuelos viven ahí mismo, mis tíos, todos estamos muy juntos, las casas una enfrente de otra. Me llaman todos los días», cuenta. Es el tercero de cuatro hermanos, el mayor estudia y trabaja, el que le sigue trabaja en la finca y el último está en el colegio, pleno de orgullo del hermano futbolista.
La difícil salida del Tolima
Carlos Torres era una de las apuestas a futuro de Gabriel Camargo, presidente del Deportes Tolima, no por nada firmó en 2017 su primer contrato por tres años y luego una renovación que a la postre, por falta de firmas de sus tutores, cayó en un vacío legal. Por eso, cuando decidió salir, fue tan traumático su proceso.
A ese detalle se sumó un hecho, digamos, incómodo, que el propio jugador explicaba así: «cuando me fui de vacaciones a Tumaco hubo inconvenientes y volví tarde, se nos murió una tía y no eran fáciles los vuelos, pero yo le avisé al gerente y el profe (Hernán Torres), en todo caso, tomó sus decisiones. Me tenía en cuenta hasta ese momento, pero me mandó a la Sub 20 castigado y como no había renovado salió esta opción y toco aprovecharla. Sabía que era difícil que me mirara con los mis ojos, pero él no me escuchó, me mandó allá y yo fui y entrené mientras tanto. Decían que me había agrandado, que llegando tarde, no me entendieron lo que pasó, creyeron que era capricho, pero uno no puede hacer nada, ellos mandan».
Fue un diálogo de sordos: él casado con su versión y seguro de no merecer esa sanción, el DT convencido de la necesidad de un castigo ejemplar y el club sin herramientas legales para impedir que el chico eligiera a donde irse. Y se fue a Croacia.
Torres sabe que si logra jugar en Europa será difícil no mantenerse en la selección nacional. Piensa en eso y en su real sueño tras esta inesperada primera parada: «quiero jugar en Liga italiana, me gustaría empezar donde me pueda mostrar y luego a uno más grande, para llegar a Inter, Milan, Juventus o el mismo Atalanta», afirma, inspirado en los colombianos que ha visto triunfar allí. El camino para él no arrancó en España, Italia o Inglaterra. Pero ya dio un paso que centenares de jovencitos como él no llegan a dar, así que no piensa en retroceder por nada del mundo. Siente que tiene el baloto ganador y solo necesita paciencia. El tiempo dirá si, al final, tenía razón.
SÍGUENOS EN NUESTRAS REDES
COMENTAR
GUARDAR
Artículo guardado
Para consultarlo en otro momento,
visite su zona de usuario.
Este artículo ya fue guardado
Para consultarlo en otro momento,
visite su zona de usuario.
El artículo no pudo ser guardado, intente nuevamente