Dirá José Mourinho que se siente orgulloso de sus hombres, que el segundo tiempo fue muy serio, que mereció otra suerte. Y tendrá razón. Pero mirará a la tabla y verá que sigue hundido en la Premier League, cediendo terreno y sumando derrotas, alejándose, tal vez definitivamente, de la zona de clasificación europea.
El verdugo de turno fue West Ham, que venció 2-1 a Tottenham y se afianzó en el cuarto lugar de la tabla, mientras su rival sigue lejísimos de todo, en la novena casilla.
El primer tiempo, lleno de imprecisiones y pocas opciones de cara al arco, condenó al equipo visitante, que tuvo a Dávinson Sánchez de titular, con unas de cal y otras de arena.
Sufría el colombiano ya desde los 5 minutos por una confusión entre Dyer y Tanganga y sí, un centro que se les pasó a Dávinson y a todos, confundidos pidiendo una falta que no pitaron, mientras aparecía Antonio por el medio para, en dos tiempos, castigar a Lloris.
Y pudo ser peor pues a los 10 perdonaba Lingard al decidir mal al final, después de ganarle la espalda a Dávinson. No pintaba bien el panorama para el colombiano ni para Mourinho.
Reaccionaba hasta los 12 minutos el Tottenham, en un carrerón de Lamela que no pudo capitalizar Kane. Un duro choque con el colombiano obligaba a Soucek a hacerse puntos en la ceja y a West Ham a jugar con diez por varios minutos, lo que los ‘Spurs’ no lograron capitalizar.
Salvaba Lloris a Dávinson a los 37 cuando le ganaba en el cabezazo Dawson y seguía siendo espeso un Tottenham que corrió mucho pero solo tuvo un par de remates al arco de Lamela (42) y Kane (45+1) antes de bajar la persiana del primer tiempo.
Y no cambiaba nada para el complemento, o bueno sí: llegaba Bale en lugar de Lamela (todo muy Mourinho, sacar al único que lo intentaba) y, con efecto retardado por cuenta del VAR, West Ham marcaba el segundo al primer minuto de juego, cuando Lingard se colaba entre Dier y Sánchez -de nuevo el colombiano un segundo tarde- y la cuenta se ponía 2-0. Todo mal para Mourinho.
Pero la diferencia la hace siempre el talento y de eso tiene mucho la nómina de Tottenham, que descontó a los 63 en un cobro de tiro libre de Bale que le quedó a Lucas Moura.
Se llenó de confianza el equipo de ‘Mou, se contagió Dávinson ganando una pelota clave en la raya contra Benhrama y otra más contra Fornals, mientras a Son se le escapaba el empate en el centro de Kane.
A los 78 hubo un milagro en el área de West Ham: Bale se juntó con Kane, centro del goleador que desperdició Dele Alli y en el rebote Bale la estrelló en el travesaño… ¡Increíble! Qué pesar cómo se desperdició no solo el empate sino una jugada excepcional.
Y sobre el final se salvó de nuevo West Ham cuando el intento de Son se estrelló en el palo… ¡quién puede decir que no lo intentaban los ‘Spurs’!
Los golpes obligaron a jugar más allá de los 90 pero ya no era tiempo suficiente para un Tottenham que luchó, que debió empatar, pero no lo logró y quedó con las manos vacías y cada vez más lejos del protagonismo que se esperaba de un equipo errático, que pagó su mal inicio.