En la última audiencia de cara a los alegatos finales en el juicio por el ataque a la expresidenta Cristina Kirchner, ocurrido en septiembre de 2022, Nicolás Carrizo, jefe de la banda que vendía algodones de azúcar que quedó parcialmente implicada en el ataque, amplió su indagatoria y defendió su inocencia, alegando que todos los mensajes que lo vinculan con el caso eran “fabuleadas” o “chistes” que se correspondían con su personalidad “jodona”.
Frente a los jueces, sentado en el estrado, repitió en diversos pasajes de su declaración que está preso por “pelotudo” y que nada tiene que ver con el ataque. «Yo soy de hacer jodas pesadas”, enfatizó.
Su defensa no estaba prevista en la agenda del tribunal. Carrizo, que fue detenido trece días después del ataque y está preso desde entonces, contestó preguntas de los jueces y todas las partes, reafirmó su inocencia y reforzó su estrategia de defensa, en una declaración signada por los altibajos emocionales.
“Yo he jodido incluso con la muerte, con un montón de cosas; soy un pelotudo, pero estoy hace tres años que acá [preso], esto no le tiene que pasar a nadie…una persona hace una broma y…tres años, ¿Quién se los devuelve? Yo perdí un montón de tiempo, no sé nada de mis hijos”, dijo, con la voz entrecortada.
Carrizo, que es acusado de ser partícipe secundario del ataque, intentó vaciar de verosimilitud todos los mensajes que le fueron exhibidos durante su exposición.
Por ejemplo, la fiscal Gabriela Baigún le pidió que explique porqué, tras el ataque, cuando todavía estaba libre, subió estados a su Whattsapp donde afirmaba que el próximo sería Alberto Fernández, entre otros distintos mensajes agresivos dirigidos hacia los políticos en general.
Carrizo sostuvo que fue solo con la intención de provocar a un “grupo de allegados kirchneristas” que verían el mensaje y se enojarían.
“Yo de chico llamaba al colegio diciendo que había amenazas de bomba [sic]”, intentó justificar. “Mi personalidad se fue construyendo; lo hacía con amigos, una vez me hice el ciego”, dijo, mientras esbozaba una sonrisa.
Dijo, por caso, que no recordaba haberle dicho a otro de los testigos por mensaje que había disparado “tres veces en su vida”, según consta en las actuaciones. “Es una fabuleada, un invento”, justificó.
Respecto al atentado, sostuvo: “Me enteré pese día por la tele cuando estaba con mis amigos. Una hora después del atentado. Cuando empecé a ver los memes, los comentarios, dije ‘yo a este chabón lo conozco’ (por Sabag Montiel) y empecé este tipo de jodas”.
Su abogado, Gastón Marano, le preguntó si había aprendido algo estando preso. “Hay cosas que no me las tengo que tomar en joda, aprendí a que tengo que ubicarme en ciertos momentos porque yo, siendo sincero, era muy desubicado en muchas de estas jodas que hacía”
En su primera declaración, Carrizo quebró en llanto ante los jueces y, como hoy, dijo que los mensajes telefónicos que lo complicaron en este caso fueron “una joda”. “Quiero pedir perdón si ofendí a la señora Kirchner”, sostuvo.
Los otros imputados son el tirador frustrado Fernando Sabag Montiel y su pareja, Brenda Uliarte, que estaba presente en la zona el día del ataque y está acusada de ser partícipe necesaria.
Los alegatos finales, que anteceden al veredicto del tribunal, comenzarán en agosto, cuando se reactive la actividad judicial tras la feria de invierno, que inicia el lunes.