“Profunda preocupación”. Así, la entidad que nuclea a los pediatras se expresó hace instantes a propósito del conflicto que se intensificó desde hace semanas sobre las residencias en salud. En especial, la Sociedad Argentina de Pediatría (SAP) se refirió a la crisis que atraviesa esa formación en la especialidad que se ocupa de la atención de chicos y adolescentes.
“Los recientes acontecimientos que afectan desde el Hospital Nacional de Pediatría Prof. Dr. Juan P. Garrahan, uno de los principales centros de formación pediátrica del país, hasta el Hospital SAMIC El Calafate, han visibilizado una situación crítica que no es nueva”, señalaron a través de un comunicado difundido hoy.
“Se trata de un problema estructural, de larga data y múltiples causas, que afecta tanto a residencias nacionales como provinciales, así como a numerosos hospitales del sistema público y privado”, continuaron.
En los últimos años, es una constante la falta de profesionales que buscan seguir efectivamente la especialidad una vez que egresan de la facultad y tramitan su matrícula profesional. A pesar de que crece la cantidad que se inscribe para rendir el examen y acceder a un cargo, el sistema de salud tiene que reiterar la convocatoria para cubrir los puestos de especialidades priorizadas que quedan vacantes, como viene dando cuenta LA NACION.
De hecho, la SAP, en su comunicado, resumió en tres puntos esa realidad sobre la que fue llamando la atención año tras año. Son la disminución sostenida de postulantes a las residencias de pediatría, neonatología y terapia intensiva pediátrica, junto con “la creciente precarización de las condiciones laborales de los residentes” (salarios insuficientes, falta de cobertura social adecuada y condiciones edilicias inadecuadas) y la “pérdida del valor formativo de la residencia, cada vez más desplazado por la necesidad de cubrir demandas asistenciales urgentes”. En esto último, acuerdan desde autoridades sanitarias nacionales y provinciales, sociedades y colegios médicos, universidades, entidades que nuclean al sector privado y sindicatos con representación en el sector.
“El resultado –sostuvo la SAP– es preocupante: cada vez menos jóvenes eligen formarse como pediatras, y quienes lo hacen enfrentan condiciones formativas y laborales que dificultan su desarrollo profesional”.
El mes pasado, la Comisión Directiva de la SAP alertó sobre “la profunda crisis” que atraviesan los pediatras a diario en los consultorios y las guardias. Es una constante en gran parte del país, sobre todo en los centros urbanos. Las autoridades de la entidad reaccionaron públicamente ante las “múltiples comunicaciones” de sus asociados en hospitales y centros de atención.
A los episodios de violencia –algunos de los cuales tomaron estado público a través de redes–, esos mensajes que iban llegando describían un “panorama alarmante” porque se referían a “servicios de pediatría desbordados, guardias sin cubrir, vacantes en residencias que no logran completarse y un creciente desánimo entre los profesionales”, contaron en ese momento.
“La situación no solo continúa, sino que se expande geográficamente y se agudiza en su impacto. La sobrecarga laboral, los bajos salarios y la falta de condiciones adecuadas para el ejercicio de la pediatría están empujando a muchos profesionales fuera del sistema público, debilitando aún más la estructura sanitaria” de atención de chicos y adolescentes, plantearon hace un mes. “Insistimos, una vez más, en la necesidad de adoptar medidas concretas para revertir esta realidad”, completaron.
Hoy, a una semana de que el Ministerio de Salud de la Nación modificara el reglamento del sistema nacional de residencias y los residentes salieran a rechazar que su trabajo se considere una beca de formación, las autoridades de la SAP expresaron “profunda preocupación ante la crisis sostenida y creciente que atraviesan las residencias pediátricas” en el país.
Y en línea con la advertencia del mes pasado sobre la expansión territorial de ese escenario, plantearon siete medidas que consideran que son “urgentes” para empezar a revertirlo. La primera es “fomentar la elección temprana de la pediatría” y proponen que eso se haga de manera conjunta entre las universidades, los gobiernos y los hospitales.
Aparece, también, “jerarquizar el sistema de residencias pediátricas”, con garantía de “condiciones laborales dignas y marcos formativos de calidad”. Para la SAP, el residente es un “profesional en formación”, de acuerdo con la ley de ejercicio profesional (Ley N° 17.132), con tareas de atención y educación, pero que “debe contar con todos los derechos laborales correspondientes (jornada saludable, cobertura previsional, aguinaldo, licencias, entre otros)”.
Este punto está creciendo en el debate entre las autoridades sanitarias, el sector privado representado por la Unión Argentina de Salud (UAS) y las facultades de ciencias de la salud y medicina a propósito de la actualización del reglamento de residencias para profesionales de la salud.
El resto de las medidas que propone la SAP incluyen “reconocer y valorizar económica y socialmente la pediatría y sus especialidades a través de políticas salariales justas”, a propósito del reclamo de mejora de la remuneración que arrancó con los residentes de hospitales nacionales y continuó con el de médicos de planta y gremios.
La entidad también pidió “reducir las desigualdades entre jurisdicciones con equidad en la distribución de recursos humanos, lo que incluye incentivar la radicación en zonas desfavorables mediante estímulos económicos, académicos y laborales”, además de empezar a “revisar los modelos de formación médica, con la incorporación de trayectos más flexibles y orientaciones específicas que respondan a las necesidades actuales del sistema (salud mental, cuidados críticos, cuidados crónicos, entre otros)”.
Este es otro de los puntos en los que coinciden decanos de facultades de ciencias de la salud y medicina al responder sobre la actualización de la formación profesional.
Por último, la SAP planteó la necesidad de “restablecer el sistema de acreditación de residencias para garantizar la calidad de la formación pediátrica” y, como lo reiteraron durante sus reclamos en el Garrahan o el Posadas, “escuchar activamente a los residentes y médicos en formación” como una forma de “reconocer su rol clave en la construcción de un sistema pediátrico moderno, humano y eficiente”.