Es difícil discernir e imposible cuantificar si la muerte, con el dolor que lacera a tantas familias o sus perversas repercusiones sociales, son lo peor en la pandemia que nos ha tocado sufrir. Lo evidente es que este flagelo, por cualquiera de los aspectos que se considere, está resaltando la importancia de la salud y su vinculación con el desarrollo. Es, además, uno de los más grandes desafíos para la humanidad actual. Desafío que obliga a movilizar todos los recursos humanos para enfrentarlo en sus dos aspectos el médico y el social.
Paralelamente, tanto los progresos científicos de la medicina, como los sociales, a través de la vigencia de derechos y los avances por humanizar la política, alimentan la esperanza de que determinadas calamidades no volverán a ocurrir. Las dos guerras mundiales que avergüenzan al siglo XX parecería que no se repetirán y ya hay preocupación para paliar por lo menos los desastres naturales, que también son obra del ser humano.
Frente a la pandemia es tan suicida tratar de utilizarla como medio de proselitismo político, como de enriquecimiento ilícito, y peor si se combinan ambas depravaciones en contra de la mayoría de la gente que busca honestamente vivir en paz, cuidar su salud y evitar conflictos. Por higiene mental no vamos a comentar lo que está ocurriendo en nuestro país.
La ciencia de la administración enriquecida por recursos tecnológicos, como los señalados por MacLean (Página Siete 11-02-21) podría mejorar no sólo la eficacia institucional, sino la participación ciudadana. El cuerpo médico en todo el mundo está incrementando información y experiencias para combatir mejor la pandemia. En noviembre pasado, la Academia Americana de Pediatría ha reunido a cuatro mil especialistas en un congreso virtual multinacional más productivo que los anteriores presenciales.
La Academia Boliviana de Historia de la Medicina, el lunes 8 de febrero 2021, ha realizado una primera reunión nacional virtual todavía no con la concurrencia deseada, pero suficiente para mostrar que el Zoom es viable, de fácil acceso, casi sin costo y con grandes potencialidades para tomar acuerdos necesarios,
Uno de los temas tratados en esta primera reunión, que tendrá continuidad mensual en todo el país, es el relacionado con el Hospital de Clínicas de Miraflores y el Museo Médico, fundado y sostenido por la Academia Boliviana de Historia de la Medicina en este hospital, desde octubre de 1997.
Una semblanza histórica publicada en Cuadernos del Hospital de Clínicas Vol. 45 por el Acad. Dr. Javier Luna Orosco, quien además de ser uno de los más destacados investigadores de la historia de los hospitales en Bolivia. Es el fundador del museo y su activo promotor, relata que el hospital actual fue construido gracias a una activa labor desplegada por las religiosas hermanas de San Ana, colaboradas por el padre Vicente Rocchi y construido por el prestigioso arquitecto Emilio Villanueva entre 1913 y 1920, cuando se lo inauguró.
Las hermanas de Santa Ana, todas procedentes de Italia, lograron el financiamiento y los permisos necesarios para realizar una copia de la botica del Vaticano. Copia fiel que se conserva como expresión del arte y la pericia en la preparación de medicamentos de la época. Es un bello conjunto de frascos de fina porcelana, estanterías, balanzas. Mobiliario y el equipamiento correspondiente.
La Academia Boliviana de Historia de la Medicina junto a otras instituciones está impulsando la imperiosa necesidad de remodelar el hospital que, independientemente de su valor histórico, tiene una bella arquitectura original.
En cuanto al museo, la aspiración de la Academia es que todas las oficinas administrativas que actualmente ocupan el edificio frontal del hospital sean trasladadas a un lugar acorde con la remodelación del hospital y aprovechar todo el espacio que quedaría libre para remodelar la botica, ampliar el museo, que pasarían a ser el núcleo de un Centro Nacional de la Cultura Médica Nacional. que albergue el museo actual ampliado, la botica refaccionada, bibliotecas, salas de reuniones, una galería fotográfica destinada a rendir homenaje a los médicos fallecidos en el combate a la Covid-19; además de otras galerías conmemoratvas, un archivo virtual de todas las publicaciones relacionadas con la salud en Bolivia y otras expresiones del arte y el desarrollo cultural de la medicina.
Javier Torres-Goitia T. fue Ministro de Salud.