La dieta MIND se volvió popular desde su invención en 2015, cuando la investigadora de salud nutricional de la Universidad Rush, Martha Clare Morris, analizó el impacto de ciertos alimentos en el cerebro. La experta y sus colegas descubrieron en ese entonces que la demencia se prevendría también con comidas sanas. Gracias a ello puntualizaron en qué debería ingerir una persona para cuidar su salud cognitiva.
Podría pensarse que el deporte y el buen descanso son dos de los hábitos fundamentales para disminuir el riesgo de padecer alguna enfermedad neurodegenerativa en la vejez, como el Alzheimer. Sin embargo, hace 10 años el equipo de médicos estudió la influencia positiva de cereales, frutos secos y vegetales de hoja verde.
Para los especialistas, el 40 por ciento de la demencia en adultos alrededor del mundo podría evitarse si se consumen frutas, verduras, cereales integrales, proteínas magras, grasas saludables y frutos rojos, en conjunto con los mencionados anteriormente. Replicarla podría salvar nuestro envejecimiento cognitivo y hasta retrasar los efectos de enfermedades neuronales.
Esta opción tiene similitudes con la dieta mediterránea y la dieta DASH (por sus siglas en inglés de: enfoques alimentarios para detener la hipertensión). Las tres sirven como un parámetro o guía que la persona puede seguir para mejorar su salud.
La dieta MIND exige disminuir el consumo de carne roja y especifica que, en su lugar, puede reemplazarse por pescado o de aves de corral -siempre y cuando se consuman una vez por semana-. Al mismo tiempo, sugiere seis raciones de verduras de hoja verde y dos raciones de frutos rojos.
Asimismo, sugirieron evitar la ingesta de alimentos ultra procesados, queso, dulces, los alimentos fritos y la manteca o margarina.
Según los registros de la experta y que más tarde se compararon con otros asociados a la dieta mediterránea, las personas que consumieron este tipo de alimentos a lo largo de un período establecido de más de 10 años, presentaron una mejora en su sistema inmunológico. Además, el cerebro ganó más lucidez para resolver problemas y guardar recuerdos.
Por lo tanto, señalaron que seguir los pasos de esta sugerencia podría prevenir el desarrollo de Alzheimer, un deterioro cognitivo acelerado y demencia. No obstante, indicaron que hacen falta más investigaciones al respecto para confirmar que esta afirmación sea correcta.
La hipótesis principal de los expertos se basó en que, al ingerir opciones sin grasas saturadas, la creación de colesterol “malo” (LDL) en las arterias es menor, esto afecta de inmediato a las neuronas y su funcionamiento, por lo que así se evita una obstrucción que decantaría en problemas graves a futuro. Incluso, influiría en una propensión menor a tener cáncer, diabetes o alguna enfermedad cardíaca.
Para complementar este menú nutritivo, desde Mayo Clinic señalaron que dormir lo suficiente -ocho horas diarias-, hacer ejercicio, evitar el tabaco, controlar el estrés, dar prioridad a la salud mental e involucrarse en la sociedad, son herramientas que contribuyen a un bienestar físico y mental a largo plazo.
Recordá que, antes de hacer un cambio en tus hábitos alimenticios, deberías consultar con tu médico o nutricionista de confianza, ya que este tipo de combinación de frutas, verduras y legumbres, puede provocar un desbalance en tu nivel vitamínico y proteico. Los expertos sugieren que es mejor adaptar un tipo de dieta al ritmo de vida que se lleva.