“Un abrazo, Maxi. Gracias y mucho éxito en nuestro querido River Plate”. Un festejo, una imagen, miles de flashes y recuerdos. De José Marcelo Salas Melinao a Maximiliano Nahuel Salas, el mensaje en la cuenta de Instagram del chileno potencia ilusiones en un mundo River captado por el ímpetu del correntino que se puso la número 7 en la espalda y no defraudó en su debut con la camiseta millonaria.
El Pizzero se vistió de Matador para marcar su primer tanto en la presentación en el Monumental, para el 3-1 ante Platense y emular al emblemático. De gol a gol, pasaron 28 años, 9 meses y 12 días del primer festejo de Marcelo Salas con la banda roja, en el superclásico del Apertura 1996 en la Bombonera. Es más, el actual delantero recién nacería un año y dos meses después, pero su apellido tiene encima el peso de la historia. Y su recreación es un mensaje: la pasión atraviesa generaciones.
“Siempre soñé con estar en River y ahora eso se está cumpliendo. Voy a dejar todo por la camiseta e intentaré dar lo mejor para dejar a River lo más alto posible. No es fácil llegar hasta donde llegué yo pero con humildad, trabajo y respeto, lo mío es el presente, el partido a partido, jugarlo y vivirlo como lo viven los hinchas”, había anticipado Maxi Salas en sus primeras declaraciones al ser presentado el viernes pasado como el primer refuerzo del mercado de pases.
Y cumplió: no solo anotó un gol, sino que fue una de las figuras del partido, como centrodelantero y contagiando al equipo y al público con su energía que es una marca registrada para jugar y presionar. “El festejo fue para recordar al Matador, la verdad es que fue un jugadorazo. Lo conozco porque yo jugué en Chile. Además de todo lo que hizo acá… Tremendo jugador. Le quise dar el festejo a él”, declaró luego al consumar la victoria 3-1 contra Platense.
Su figura revolucionó positivamente los días de este River que venía apagado tras un decepcionante paso por Estados Unidos en el Mundial de Clubes para cerrar un mal primer semestre del año. Y su llegada fue la cara de la renovación: mientras el DT decidió declarar prescindibles a un grupo de nueve futbolistas que ya no forman parte de las convocatorias, en Núñez se desembolsaron ocho millones de euros netos para ejecutar la cláusula de rescisión de Salas, en medio de un marcado conflicto con la dirigencia de Racing que conduce Diego Milito.
Versiones cruzadas, filtraciones a la prensa, declaraciones públicas, mensajes en las redes, hinchas enojados… y un supuesto pacto roto que quebró el vínculo del delantero con Racing y de las instituciones entre sí. Un combo de situación que era difícil de sobrellevar, pero que para Salas no fue una presión. Con solo tres entrenamientos encima, entró, jugó y demostró para ganarse los primeros aplausos del hincha millonario. Internamente ya se había ganado el voto de confianza: el cuerpo técnico encontró un jugador en óptimas condiciones físicas y con mucha voluntad y energía para meterse en el equipo, al punto tal que jugó los 90 minutos.
Para el atacante de 27 años se trató de un gran anhelo desbloqueado: llegó al club del que es hincha, tras un largo recorrido que incluyó All Boys, O’Higgins, Necaxa y Palestino antes de la explosión en Racing. Nacido en Curuzú Cuatiá, Corrientes, empezó a jugar al fútbol a los cuatro años en el Club Victoria y hasta debutó en primera con apenas 13 años. Tuvo un intento que no prosperó con Boca en 2011 y tampoco pudo asentarse en Argentinos Juniors, club en el que quedó y hasta vivió en la pensión, pero por jugar poco quedó libre. Su carrera se abrió en Floresta y el camino se hizo mientras repartía empanadas y ayudaba a su papá en la albañilería. Sus pasos por Chile y México lo llevaron a Racing a pedido de Gustavo Costas y, tras brillar en Avellaneda, en las últimas semanas apareció Marcelo Gallardo en su camino, con un llamado que lo movilizó por completo para sumarlo a River.
El domingo 13 de julio de 2025 quedará grabado para siempre en su memoria, después de una larga novela que ahora tiene su capítulo en el campo de juego por la expectativa que ha generado su pase. “Hicimos un gran partido, y siempre hay cosas para mejorar, que es lo más importante. Es lindo arrancar con un triunfo porque nos da confianza para seguir trabajando de la mejor manera. Con mucha humildad y confianza, vamos a levantar”, dijo Salas. ”A veces se puede jugar mal, bien o regular, pero lo más importante es dejar todo adentro de la cancha. Como todo futbolista, creo que dentro de la cancha hay que dejar el alma; después, si viene el gol o no, es secundario”.
Por su parte, el Muñeco prefirió no ahondar en el conflicto al ser consultado por los cuestionamientos públicos de Diego Milito, presidente de Racing, y Juan Sebastián Verón, presidente de Estudiantes. “Yo prefiero no opinar. El futbolista, que es el más importante, se expresó. Vivió todo el proceso, así que me parece la palabra más valiosa. Me parece que ya hablaron demasiado y poco me preocupan las opiniones externas porque sé cómo nos comportamos, y lo demás me tiene sin cuidado. Han hablado demasiado y no me preocupa en absoluto. Yo sé bien lo que soy, cómo me comporto y sin hipocresía. Pueden decir lo que quieran. Sé la seguridad y la claridad que tengo para manejarme: a mucha gente no le gusta, a otros sí, pero poco me importa”.
Después de los 48 goles, las 27 asistencias y los cinco títulos del chileno Salas, que fue compañero del Muñeco en sus dos ciclos, apareció el correntino Salas para revivir el fuego sagrado de un apellido con peso específico. Maximiliano Salas empezó a escribir su propio camino con un guiño a la historia que le encantó al hincha. Después de tanto conflicto, el primer paso está dado. Y fue realmente firme.