En un ejercicio de imaginación asombrosa, el inventor y físico inglés Archibald Montgomery Low delineó en su libro de 1925, The Future, una visión detallada de cómo sería la vida un siglo después. Sus predicciones revelaron una sorprendente capacidad para prever avances tecnológicos y cambios en la rutina diaria que hoy son parte integral de la vida, lo que acrecentó su leyenda como pensador.
Sus anticipaciones fueron recopiladas por el sitio de genealogía Findmypast y sorprendieron a todos los fanáticos por la precisión de sus vaticinios. Low trabajó en el desarrollo de los primeros aparatos de televisión en 1914, a los que denominó “TeleVista”, y predijo con acierto que la “máquina de televisión” superaría a los periódicos como la principal fuente de noticias y entretenimiento. En una época donde la TV era una tecnología incipiente y experimental, esta proyección sobre su dominio en la información y el ocio resultó ser fundamental para el desarrollo de los medios masivos.
Aunque no imaginó la capacidad de los teléfonos inteligentes de la actualidad, Low vislumbró la evolución de las comunicaciones. Anticipó que los pesados teléfonos rotativos de los años 20 serían reemplazados por “teléfonos automáticos” capaces de marcar el número correcto de forma eficiente. Esta predicción sentó las bases para la automatización de las redes telefónicas que hoy son una de las bases de la comunicación.
Otra innovación doméstica que el profesor británico previó fue la del “altavoz doméstico”, un dispositivo que mantendría a las personas al tanto de las noticias. Esta descripción se alinea perfectamente con los asistentes de voz modernos como Google Home o Alexa de Amazon, así como con las notificaciones sonoras que emiten los celulares, lo que transformó la forma en que se accede a la información en el hogar.
En cuanto a la movilidad urbana, Low consideraba una pérdida de tiempo la dependencia de las piernas para subir escaleras y recorrer largos tramos. Por ello, predijo la invención de “veredas móviles” para mayor comodidad. Esta visión se materializó en las escaleras mecánicas y las cintas transportadoras que hoy son comunes en aeropuertos, shoppings y estaciones de tren, que facilitan el desplazamiento de millones de personas a diario.
El inventor también demostró una notable conciencia ambiental para su época. En un Reino Unido que dependía fuertemente del carbón, el gas y el petróleo, Low predijo que el “viento y las mareas” serían aprovechados para generar energía. Esta anticipación de las energías renovables es particularmente relevante en el contexto actual de la crisis climática y la búsqueda de fuentes de energía sostenibles. Además, aseveró que “la vida será mucho más fácil gracias a las máquinas que realizarán todo el trabajo pesado y desagradable”, una frase que resuena con la automatización y la robótica contemporánea.
Finalmente, Low incluso se adentró en los detalles de la rutina diaria, como el despertar matutino. Antes de la existencia de las alarmas modernas, los trabajadores eran despertados por un “despertador”, que era un hombre iba golpeando casa a casa. El profesor imaginó el ruido de una alarma que despertaría bruscamente a la gente, una costumbre muy arraigada en la actualidad, pero que en un momento era impensada.